martes, 2 de abril de 2013


Me acuerdo que de niño una vez escribí que todos los días morimos cuando nos acostamos y el sueño profundo es un adelanto de la muerte definitiva y absoluta.
Luego dije en un discurso, hay hombres que parecen  estar dormidos: no hacen nada.
Recordé que en clase, el maestro nos gritaba: "Niño, ¡Despierta!"

 Hombres muertos, dice el Padre de Blas:
¡Cristo ha resucitado!
Cristo TAMBIÉN murió y ha resucitado otra vez, como cada año,
y es el ejemplo a seguir para cada cual.
Si es verdad que morimos todos los días y despertamos a la vida, cada mañana,
también es cierto que nuestra religión, desde hace siglos, acude a recordarnos
que no sólo nosotros, sino nuestro propio Dios, se ve obligado a despertar
tras el Vía Crucis que significa haber vivido engre la crueldad y la incomprensión
de la Humanidad. Por eso, el Padre Blas nos explica:
Al hablar de los hombres muertos,
no me refiero a los que duermen
en la paz de los sepulcros,










,
sino a los que caminan por las calles
con el alma muerta, con las ilusiones rotas,
a los que han perdido toda esperanza.
.

Para ellos, Cristo ha venido en esta Pascua"
a abrirles la puerta de su sepulcro y a gritarles:
"¡Sal fuera!" -como a Lázaro-,
"¡sal a la luz, a la paz, a la felicidad!"

Es posible resucitar con Cristo.
Resucitar significa abandonar
todos los pecados, infidelidades, debilidades y trampas.
Para todo esto, hay perdón.

Deja todas las dudas,
problemas, dificultades, los "no puedo",
los "no sé qué será de mi vida". YOU CAN. TÚ SÍ PUEDES!!
Para todo esto hay respuesta y hay ayuda:
‘Vengan a mí todos los que andan
con problemas y dificultades. Yo los ayudaré’.


Resucitar significa también,
dejar  todas las ilusiones muertas.
¡Qué fácil dejamos morir nuestros sueños
e ilusiones más queridas!
Él nos dice que todo se puede reparar
mientras dura la vida:
"Yo soy la resurrección y la vida".
Dejar a los pies del Maestro todos los propósitos,
los buenos deseos de superación, de ser mejor.
Él los convertirá en una realidad.

Resucitar es tener el alma llena de certezas:
la certeza de que Él te ama.
Jack Loew después de convertido,
comienza así uno de sus libros:
"Desde hace veinticinco años,
la realidad más radiante de mi vida es ésta:
Dios existe, y me ama". Tengo la certeza
de que Él estará siempre conmigo,
en las buenas y en las malas.”
¿Qué es la Eucaristía sino esa presencia perpetua,
un Dios para ti solo y a todas horas?
Es muy distinto caminar, sufrir y luchar en solitario,
que estar acompañado por ese gran amigo.
La certeza de estar perdonado, redimido,
salvado; es muy reconfortante.

Hoy, las puertas de la eternidad feliz
se han abierto para todos los hombres,
el cielo es tuyo, si lo quieres.
La certeza de triunfar en la vida si vives con Él,
la seguridad de vivir alegre y feliz a pesar de todo.

La gran noticia de la Pascua, la gran nueva
que llena los aires y los corazones de los hombres es:
¡Cristo ha resucitado para ti...!

Resucitar es vivir con aire, con estilo,
con plenitud de resucitados.
¿Quién prefiere la soledad del sepulcro,
la tristeza, la amargura de la muerte?.

Hoy puedes elegir el amor,
la felicidad, la vida verdadera.
¡Hoy, Dios es tuyo. Debemos resucitar!

"No se les nota rostros de resucitados",
decía Niestzche de los cristianos.
Si no estamos alegres es porque no amamos.
Si no amamos, de cristianos no nos queda nada.


Padre Mariano de Blas, L.C.